Hay miedos hechos de
inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar
la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. Hay miedos que nos va
dejando la conciencia, el miedo a ser culpables de lo que les pase a los demás,
y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a
lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos
desaparezca. Y hoy he escuchado a un señor en la tele, un señor encantador, que
decía que la felicidad es la ausencia de un miedo. Y entonces me he dado cuenta
de que últimamente, yo ya no tengo miedo. Librarse del miedo es como quitarse
la ropa delante de alguien, a veces cuesta, pero cuando empiezas lo único que
tienes que hacer es seguir, sin dudar, y de repente te das cuenta de que el
miedo ya no te pertenece, ha desaparecido, como esa ropa que un día dejas de
usar.